19/10/09

Sentencia homófoba anulada

Hace algún tiempo un caso de crónica negra en el ambiente gay de mi ciudad, Vigo, acabó con un lamentable veredicto homófobo por parte de un jurado popular; la historia era patética por todos los lados: un tipo ligaba con otros dos que vivían juntos en un after gay de la ciudad y se iba a casa de ambos. Tras ponerse los tres durante horas hasta arriba de vaya usted a saber cuantas cosas, el invitado la lía a puñaladas con sus dos anfitriones e intenta quemar la casa, no sé si para intentar eliminar huellas; seguramente el asesino estaría tan ido que ni él sabrá por qué lo hizo. Todo esto ocurría como a quinientos metros de la que entonces era mi casa; el caso es que el juicio acabó con una de estas sentencias rocambolescas: el asesino había clavado decenas de puñaladas a sus víctimas actuando en legítima defensa porque estas habían intentado violarle (!!).
Así que estás en el antro gay más terminal de la ciudad, en el que yo nunca he puesto los pies ni en mi noche más desfasada, conoces a dos tipos allí y te vas a su casa, pero ni se te ocurre pensar que se quieran acostar contigo ... la verdad es que el problema de un jurado que dicta tal sentencia va mucho más allá de la homofobia: cuando la ausencia del más mínimo rastro de algo parecido a un cerebro es tan manifiesta ahí no hay ninguna ideología por muy cejijunta que sea. Da miedo pensar que hay tanto paisano cenutrio por ahí, pero en vista de los especímenes que forman parte de los jurados populares sin duda, como dijo no sé quien, yo si soy culpable prefiero que me juzgue un jurado popular y si soy inocente por favor un juez, por muy facha que sea.

El caso recuerda no poco al igualmente triste y mucho más célebre de Dolores Vázquez, la presunta asesina de la adolescente Rocío Wahninkof condenada sin ninguna prueba en su contra más que ser lesbiana y antipática; es fácil adivinar los estereotipos sobre los gays que llevan a tales sentencias: esa idea tan antigua de que en una pareja gay hay siempre un corruptor y un corrompido: Dolores Vázquez era la bollera malvada que había pervertido a una dulce madre de familia y la había sacado de la heterosexualidad llevándola por un camino de perdición. Al romper su relación, había asesinado a la hija de su ex-pareja como venganza. La opinión pública en ningún momento vio a la madre como otra bollera, sino como una víctima (cuando en realidad, visto lo visto, era la madre la que era una auténtica psicópata). Si ella decía que su malvada ex-novia era una asesina, no había duda, tenía que ser verdad. Una madre no se equivoca.

Aquí ocurrió tres cuartos de lo mismo; si el asesino hubiera sido un maricón con pluma con una vida abiertamente gay se le habría condenado; pero no, era un padre de familia casado en un matrimonio cristiano, y habían sido los otros los maricones que le querían corromper. La idea de que los gays que no aparentan serlo externamente son personas normales pero débiles que pueden caer en la tentación si se topan con un pervertido es un prejuicio todavía no superado. Afortunadamente la sentencia que absuelve al asesino de estos dos chicos ha sido anulada, pero habrá que repetir el juicio y -horror- de nuevo con un jurado popular, así que tendremos que volver a esperarnos cualquier cosa. Por mucho que los fachas digan que ser marica está de moda, que ahora son los heteros los discriminados y todas esas gilipolleces, España todavía no está madura para que casos de este tipo los juzgue gente de la calle.

2 comentarios:

  1. Algunos no confiamos ni en los jurados populares ni en los jueces, o más bien confiamos poco. El machismo y muchos otros prejuicios está demasiado presente tanto en jueces como en "juezas" y eso es algo lamentable. Se supone que deberían ser personas cuya nivel educativo les debería hacer actuar de una manera neutra, pero creedme, por lo poco que he vivido en mi entorno, no es así.
    Y miedo da pensar lo que te puedes encontrar en un jurado popular...

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  2. Desde luego no es que yo defienda a los jueces, me parece uno de los colectivos más impresentables de España (aunque la competencia con los banqueros, los periodistas, los profesores de las universidades, y no digamos los políticos, sea muy dura), pero entre dos males los prefiero al analfabetismo y descerebre de estas sentencias de jurado popular. El juez puede ser homófobo o no, el jurado popular lo va a ser siempre.

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